Cultura

El Castillo de Cuevas acoge la muestra de fotografía ‘La mirada sorprendida’

  • La exposición. comisariada por Enrique Fernández Bolea, José Guerrero y Pedro Perales, se puede visitar hasta el 22 de marzo

La exposición La Mirada Sorprendida. Algo más de un siglo de fotografía en Cuevas del Almanzora (1865-1973) con motivo del V Centenario del Castillo del Marqués de los Vélez ya está abierta al público en Cuevas. El Alcalde Antonio Fernández Liria inauguró esta muestra junto a los comisarios de la exposición, Enrique Fernández Bolea, José Guerrero Rodríguez y Pedro Perales Larios. Estará abierta al público hasta el 22 de marzo en la Sala de la Tercia del Castillo del Marqués de Los Vélez.

El visitante que se adentre en el espacio expositivo recorrerá la evolución de la fotografía desde mediados del siglo XIX, muy poco después de su descubrimiento, hasta los últimos fotógrafos del siglo XX que trabajaron con el blanco y negro.

Un relato conciso y ameno, plasmado sobre paneles ilustrados con esmero, nos hará avanzar por ese universo, a la vez complejo y apasionante, de la fotografía.

Algunas ampliaciones fotográficas que van salpicando el recorrido sirven para aproximarse a esas primeras imágenes documentales, tan escasas en aquellos tiempos de pioneros. A estos materiales interpretativos y a las reproducciones ampliadas se añade una importante colección de piezas originales relacionadas con el desarrollo del invento de Daguerre y Nièpce: daguerrotipos, ambrotipos, ferrotipos, cámaras fotográficas de diferentes épocas y tipologías, visores de estereoscópicas, retratos en distintos formatos, panorámicas originales encartonadas, tarjetas postales ilustradas, álbumes para fotografías y postales pertenecientes a varios períodos, libros y revistas ilustrados con imágenes cuevanas y otros objetos relacionados.

La última sección de la muestra está dedicada al protagonismo que se le ha concedido al castillo a través de la fotografía, ya que, como es lógico, por su atractivo monumental e interés histórico, ha sido uno de los motivos más requeridos tanto por fotógrafos locales como foráneos.

El anuncio oficial del descubrimiento de la fotografía el 7 de enero de 1839, fruto de los estudios y ensayos previos realizados por Nicéphore Niépce y Louis Jacques Daguerre durante más de una década, cambió el mundo, o al menos la concepción que acerca de él hasta entonces se había tenido.

“A Cuevas y su comarca el daguerrotipo no llegó, al menos nada por ahora indica lo contrario. Lo que sí ocurrió fue que el descubrimiento en 1838 de un filón de galena argentífera en Sierra Almagrera derramó riqueza por doquier. Nació una clase burguesa adinerada y acomodada que para la década de 1860 se había consolidado plenamente. Entre sus demandas se encontraba el retrato fotográfico, de ahí que por esos años se afinque en la localidad Adolfo, el primer fotógrafo con estudio y uno de los pioneros de este flamante arte en nuestra provincia”, apunta Fernández Bolea.

“Luego, en 1874, arribó José Rodrigo, aquel maestro que siguió surtiendo de retratos en formato “tarjeta de visita” a los insaciables burgueses comarcanos, demostrando también su dominio de la técnica con la realización de impecables panorámicas de las explotaciones mineras y la industria metalúrgica. Como sucediese con el enigmático Adolfo, don José se desplazaba hasta Garrucha en la época de baños para responder a esa demanda que no cesaba. En Cuevas convivió el lorquino con su paisano Juan José Resalt, quien al arte de la fotografía sumó el de la pintura y la miniatura. Aunque con estudio abierto en Garrucha, el malagueño Antonio Romero del Río retrató a los cuevanos en las décadas de 1880 y 1890, y destacó en la realización de fotografía de exteriores”, cuenta Bolea.

“Con el nuevo siglo se estrena gabinete fotográfico en la ciudad de la plata. La ausencia de fotógrafo desde finales de la anterior centuria y la existencia de una clientela potencial en ese momento desatendida resultan reclamos irresistibles para el cordobés Federico de Blain Becerra, erigido durante los quince años que pasó en la localidad en prestigioso retratista de la élite y de unas clases más modestas que se van sumando paulatinamente al consumo de retrato. Por estos años compartirá espacio con otros profesionales como Rafael Ayala, Manuel Navarro o Diego Márquez, aunque nunca fueron una competencia real para el gran Blain”, explica el folleto editado con motivo de la exposición.

“Los avances técnicos en el mundo de la fotografía abarataron aparatos y materiales, lo que permitió la incorporación de numerosos aficionados como Juan Figuera de Vargas, Juan Foulquié Mazón, Santos Martínez de Miguel o José Bordiu Cordero. La marcha de Blain en 1918 dejó una vacante cubierta de inmediato. Desde Águilas, el afamado fotógrafo José Matrán, por entonces empeñado en la expansión de su prestigioso negocio, mandará a su discípulo José Ballestrín Fernández-Corredor para que regente nuevo estudio en Cuevas. Desde mediados de los 50, Ballestrín compartió espacio profesional con Pedro Giménez Morata, autor de varios reportajes de relevancia para nuestra historia local. A partir de 1966 dejará el testigo a su hermana Antonia Giménez Morata, quien ha prolongado su actividad hasta bien entrado el siglo XXI”, explica Fernández Bolea.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios